Ya hace 6 años y medio que vivo en New York. Pase mi epoca de ultra turista en la que exploraba la ciudad con una fascinación extrema, anotando y registrando todo.
Recuerdo como los primeros meses de haber llegado, con mi amiga Pau, planeabamos itinerarios usando 2 o 3 guías de referencia para realmente conocer a fondo cada zona de NY. Qué pasión que teníamos y qué tiempo.
Tuve otra época de guía turística en la que recorría los mismos barrios, y relataba con un dejo de local, los secretos de las ciudad a aquellos que me visitaban. Llevandolos de la mano a que conocieran cada rincón, a que vivieran la ciudad.
A medida que el tiempo pasaba, la familia se agrandaba, las visitas a la New York turística eran cada vez más escasas. Entregaba mapa, celular y un par de coordenadas a mis visitas y las acompañaba cada vez menos.
Deje de explorar un poco la isla y empeze a cruzar fronteras, buscando experiencias y más contacto con la naturaleza. Así descubrí Princeton, CT, Upstate NY, parques, Los Hamptons, las playas.
Por obvias razones mis paseos se convirtieron también mas kids o family friendlys. Y más americanos: Apple Picking, Pumpking picking, tree picking, granjas, ferias de navidad, rodeos, y hasta la villa de santa claus.
Quisiera ir más veces a Soho, Noho y Lower East. También a Brooklyn y a Harlem.
Tengo algunas cuentas pendientes como un recorrido profundo por el Alphabet district y por Williamsburg, entre otras cosas.
Debo admitir igualmente que cada vez que abandono mi tranquilo Yorkville y piso por ejemplo la 5ta. El corazon se me sigue alterando como la primera vez que visite NY. Cada vez que camino por Soho, vuelvo a enamorarme de la ciudad y de la magia que despierta. Lo mismo cuando piso Times Square para ver un espectáculo de Broadway.
Hoy un poco a la distancia, definiendo próximos pasos, mi amor por NY sigue intacto. La extraño como si realmente fuera una persona, recuerdo sus calles, sus secretos, y hasta su olor. Me hace falta, como una integrante más de la familia.