jueves, 1 de enero de 2009

Ny: La Segunda Vuelta


Con este post, inauguro una nueva sección que busca reflejar en el blog otra mirada de NY (más allá de la mía). En general, los invitados usaron el blog como fuente de información y luego de visitar la ciudad dejan sus comments. Aqui el primer post de CON OTROS OJOS, escrito por Juan José Mendez Campins. Gracias Juanjo!!
No hay duda de que New York es una fuente inagotable de recursos para sorprender a sus visitantes. Sin embargo, para mi, la segunda vuelta fue la oportunidad perfecta para confirmar que lo que despierta en quienes la visitan no es enamoramiento, sino amor para toda la vida. Además de descubrir que habrá una tercera, cuarta, quinta y tantas vueltas más, mientras el bolsillo y el tiempo lo permitan.

Ya sin el estrés de tener que realizar paseos obligados, visitar museos atestados de turistas para cumplir con lo que el décalogo de un viaje a Nueva York demanda, la visita se torna más relajada, sin preparación anticipada y definitivamente, más espontánea.

Para empezar, quiero recomendar que se animen a elegir un departamento más que un cuarto de hotel. En Nueva York, una habitación de 100 dólares la noche en un hotel no es garantía de una cuarto limpio, una cómoda cama y una gran TV como en la Florida u otras partes de Estados Unidos. En cambio, por un monto similar se puede abrir la puerta a la experiencia de vivir en un departamento casi como cualquier otro local. Descubrir el barrio, cruzarse con la vecina que sacando a pasear su perro nos explicará el pronóstico del tiempo y nos informará, mejor que cualquier conserje, cuál es el mejor sitio para tomar un verdadero desayuno neoyorquino, no tiene precio.

El departamento permite además animarse a cocinar algo con ingredientes comprados en un mercado de la esquina. Si, soy consciente que el 80% del espacio está dedicado a productos semielaborados congelados, pero cada vez más, la ciudad está inundándose con propuestas saludables, ingredientes para nosotros completamente desconocidos a precios accesibles y la posibilidad de experimentar. Como Dean & Delucca, Zabar’s o hasta Wholefood.

A la clásica recomendación sobre metro y caminata como pilares fundamentales del transporte de la ciudad quiero agregar los colectivos y el taxi. Por el mismo precio que el metro, y con la misma tarjeta MetroCard semanal, se accede a cualquiera de las líneas que cruzan Manhattan de norte a sur, este a oeste y viceversa. Son fáciles de tomar, cada parada cuenta con el trayecto completamente detallado y permite en periodos invernales recorrer y pasear por grandes distancias sin sufrir las desavenencias de 15 grados bajo cero, la lluvia incesante o la nieve. Lo mejor es utilizarlo en horas no pico para no perder una hora haciendo tres cuadras. Un paseo por Madison desde la 34th St. hasta la 84th St. en las líneas 1, 2, 3 o 4, puede demandar 35 minutos a las dos de la tarde y permitirá observar las infinitas tiendas de lujo que caben en casi cincuenta cuadras cortas de Manhattan. Aquí pueden descargar el mapa de autobuses de Manhattan .

Por otro lado, quiero desmitificar que los taxis de Nueva York son caros. Creo que es mala prensa y la verdad es que no son lo caro que a priori la mayoría de la gente se imagina. Un viaje en taxi recorriendo una distancia que a pié puede ser agotadora o imposible puede costar hasta 12 o 15 dólares dentro de la isla de Manhattan. Incluso el trayecto al aeropuerto JFK está regulado y cuenta con una tarifa fija de 45 dólares más propina, tratándose de 3 o 4 pasajeros es la opción más cómoda y económica. Y además, cuando ya estás en las últimas horas en Nueva York y todavía quedan mil cosas por hacer nada mejor que extender el brazo en una avenida y abalanzarse sobre la primera mancha amarilla que se acerque. Realmente conveniente. Aquí tienen la info oficial sobre los taxis.

Otra experiencia renovadora fue descubrir que Magnolia Bakery ya no era un reducto exclusivo del West Village. Ahora también podemos encontrarlos en Midtown y Columbus Circle como contó Fausta. Si bien la expansión no les ha hecho perder la magia, desde hace un tiempo algunos de sus empleados más fieles se han independizado y abrieron su propia tienda de cupcakes llamada Sugar Sweet Sunshine , que está ubicada en 126 Rivingston St. en el Lower East Side. La ventaja, el lugar invita a pasar un buen rato, la ambientación es mezcla de distintos tipos de muebles y decoración, conserva el espíritu artesanal que estaba atrapado en Magnolia, y sus cupcakes cuestan 1,50 dólares en lugar de los 2,50 que cobran en Magnolia.

Por último, quiero recomendar a todos aquellos que viajan a Nueva York que no dejen de cruzar el puente de Brooklyn de noche. Parece una propuesta poco segura, pero dejenme advertirles que además de haber muchos turistas mezclados con locales que cruzan en bicicletas, el puente cuenta con un sistema de cámaras que cubre todo el trayecto peatonal y es uno de los espacios más seguros de la ciudad. Nosotros nos animamos a hacerlo a las 11 de la noche y con 3 grados bajo cero, lo inhóspito del clima y del horario es altamente recompensado con una vista única de Manhattan que solo Brooklyn puede ofrecer. Y no hace falta volver caminando, pueden hacerlo en metro que tiene una estación super cerca al extremo del puente.

Finalmente, para aquellos amantes de playas y paisajes paradisíacos quiero advertirles que esta ciudad puede jugarles una mala pasada y seguramente, camino a cualquier destino del caribe desearán a Nueva York como un stop over necesario, no sea arrepientan, déjense seducir por el rincón más favorito del mundo.

pd. la foto es cortesía de Christian O'Connor

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